Si eres menor de edad te recordamos que, además de por cuestiones legales, por sus efectos nocivos, deberías evitar el consumo de cualquier bebida alcohólica. En diferente grado esos efectos también se producen en personas adultas jóvenes y mayores, pero si aún así decides tomar alcohol es importante incorporar la perspectiva de género y conocer las diferencias que existen tanto en los efectos como en las consecuencias individuales y psicosociales.
Existen diferencias entre hombres y mujeres en la composición corporal, y en cómo se absorbe y metaboliza el alcohol. Pero en ambos el consumo es perjudicial. Con la misma cantidad de alcohol, hay más consecuencias en mujeres:
- Efectos inmediatos más rápidos y duraderos.
- Se alcanza mayor concentración en sangre.
- Hay mayor probabilidad de daño en hígado, corazón, neurológico, etc.
Por ello, los límites de consumo de bajo riesgo son diferentes. En el caso de las mujeres son 10 gramos / día (1 chupito o 1 caña cerveza o 1/2 copa de vino por ejemplo) y 20 gramos/día en el caso de hombres (2 chupitos o 1 jarra cerveza o 1 copa de vino).
Puedes consultar la infografía sobre los efectos del consumo de alcohol, elaborada por el Ministerio de Sanidad en este enlace.
Por otra parte, en otro tipo de consecuencias, como el género condiciona nuestros comportamientos en sociedad en base a si somos hombres o mujeres, y nos penaliza si nos desviamos de estos modelos. Nos encontramos con que, en el caso de mujeres, el consumo de alcohol:
- se considera “poco femenino”,
- se asocia a “dejadez”.
- se culpabiliza por el consumo y sus consecuencias (“no se cuida”).
Y en el de hombres:
- Socialmente beber refuerza la masculinidad.
- Se normaliza el consumo en público.
- Menor percepción de riesgo.
- Se desresponsabiliza del comportamiento al consumir (“no sabía lo que hacía”).
